En las calles porteñas el pueblo lo reafirmó: son 30.000 y siguen presentes

Por callecitas y diagonales aledañas a la Plaza de Mayo, al atardecer de este viernes de marzo caluroso y agitado, ciudadanos se retiraban sonrientes y cantando: 

30.000 detenidos - desaparecidos: Presentes, ahora y siempre.

 

“A 41 años del golpe las paredes no se callan”. Se conmemoró así el aniversario del golpe de Estado que el 24 de marzo de 1976 perpetró en la Argentina la junta militar.

Por: 
Maritza Sánchez Hernández

¡Por la Memoria de las miles y miles de personas desaparecidas se reclamaba en las calles del centro de Buenos Aires el pasado 24 de marzo. Por la Memoria y para que nunca se olvide el terror desplegado por militares, con apoyo de civiles, miembros de la iglesia católica y algunos medios de comunicación, durante una de las más feroces dictaduras de América Latina en los setenta. Entre tambores fraternos y coloridos retumbaba por la Avenida de Mayo una y otra vez:
 

¡30.000 detenidos - desaparecidos: Presentes, ahora y siempre.

30.000 detenidos - desaparecidos: Presentes, ahora y siempre.

30.000 detenidos - desaparecidos: Presentes, ahora y siempre!

 

Mujeres y hombres argentinos e inmigrantes de países de la región como Colombia, Venezuela, Paraguay, Perú, Bolivia, u otros más lejanos como España, Armenia y Palestina, entre otros, marcharon, se expresaron. En agosto de 2002 el Congreso de la Nación Argentina aprobó a través de la ley 25.633 la creación de este “Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia” como conmemoración de las víctimas de la última dictadura cívico-militar que se vivió en la Argentina entre 24 de marzo de 1976 - 10 de diciembre de 1983.  

“¡Madres de la Plaza, el pueblo las abraza!”, cantaban miles de caminantes mientras marchaban. Las Madres, tanto como las Abuelas de la Plaza de Mayo, se reconocen en Argentina y América Latina como referentes incansables en de la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Se empezaron a organizar en 1977, cuando Jorge Rafael Videla presidía en primer momento la Junta Militar de la dictadura.

 

Tiempos de negacionismo

“¡Para que nunca se nos olvide!”, remarcó el portador de uno de tantos carteles visibles en esta marcha. A través de letreros ingeniosos y contundentes, en todos los tamaños, materiales y tonalidades, se insistía en la cifra de 30.000 desaparecidos que en las últimas décadas ha sido indagada y afirmada por organismos de Derechos Humanos y movimientos populares argentinos e internacionales. Sin embargo, en el número y en el trato que debe darse al tema del genocidio y a los genocidas mismos, no coinciden algunos integrantes del actual gabinete del presidente Mauricio Macri. En enero de 2016 el entonces Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y director del Teatro Colón, Darío Lopérfido, puso en duda el representativo número de víctimas del terrorismo de Estado de la última dictadura, tras afirmar que "en Argentina no hubo 30 mil desaparecidos, la cifra se arregló en una mesa cerrada para conseguir subsidios". Meses después, tras la masiva presión de las organizaciones sociales, el funcionario renunció. Mientras tanto, no han cesado las declaraciones negacionistas de otros miembros de la coaliciones y partidos como Cambiemos y PRO. La expedición de beneficios de prisión domiciliaria para algunos genocidas; el traslado a instalaciones de mayor comodidad, como Campo de Mayo, que fue durante la dictadura de los setenta uno de cientos de campos de detención, tortura y exterminio de personas, y hoy registra condiciones deficitarias de seguridad. Y en marzo de 2017, mientras en Buenos Aires y otras ciudades argentinas se hablaba de múltiples formas sobre Memoria, Verdad y la Justicia, el presidente argentino partía a Holanda y daba la espalda a la histórica discusión.

 

“Son 30.000”, repetían en esta marcha pequeños y coloridos esténciles pintados sobre una vereda de la Avenida de Mayo. Parrillas para todos los gustos inundaban con su humo y sabores a choripán, bife, pebete y bondiola esta calle que sabe, desde hace décadas, a movilización social. Algún caminante porteño gritó alegre: “¡No se toca el choripán!”, mientras una mujer ofrecía pan relleno a viva voz. En la larga jornada el mate o las empanadas fueron cómplices de los marchantes.

 

Otras razones

Sí, esta marcha habló sobre los 30.000 desaparecidos, pero además fue escenario de denuncia sobre una “miseria planificada” puesta en marcha por el actual Gobierno nacional que, según algunos movimientos sociales, coincide en algunas de sus acciones con aquella última dictadura cívico-militar en cuanto a vulneración de derechos.

Uno de los sectores más convulsionados por estos días es el de la educación pública que ha sufrido sacudidores recortes presupuestales en el último año. En anteriores semanas el presidente Mauricio Macri declaró como “inequitativo caer en la educación pública”. La declaración ha despertado agitada polémica entre maestros, estudiantes, padres de familia y muchísimos ciudadanos. Desde enero los gremios docentes de primaria, secundaria y universidades públicas se han organizado en asambleas y paros nacionales, planteando la necesidad de justas paritarias nacionales (negociaciones salariales).

En otros frentes la gestión de Macri tampoco goza de aceptación. La ONU reclamó en meses pasados la liberación de una Legisladora del Parlasur, Milagro Sala, primera presa política de Argentina desde enero de 2016; se considera como arbitraria y antidemocrática su detención. Durante el mandato del actual presidente de derecha, la pobreza creció en 1.5 millones de personas, según el más reciente Estudio de Pobreza de la Universidad Católica Argentina. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) informó que el desempleo subió a 9,3% de la población en el segundo trimestre de 2016, y afecta a 1.165.000 personas en Argentina. movimientos no descansan ni aflojan a la hora de reclamar una política para una sociedad más justa, diría: las mujeres, los docentes y los artistas. Los tarifazos, desmedidos aumentos en servicios públicos cercanos hasta un 400%, han puesto en aprietos los bolsillos argentinos desde 2016, mientras la deuda externa no para de crecer y el descontento se hace visible en los constantes paros y movilizaciones de todos los sectores sociales. Movimientos sociales como los de docentes, mujeres, trabajadores de la salud, ferroviarios y de la cultura, entre muchos más, no cesan en el reclamo de políticas más justas y sintonizadas con las necesidades más básicas y apremiantes del pueblo argentino.

 

Las paredes y las calles hablan

Vestida de siluetas y mariposas de todos los colores, la Avenida de Mayo, vio desfilar dignos e incansables a los hijos, nietos, padres, amigos, vecinos y colegas con las fotos de miles de desaparecidos. Desde temprano, en un día de otoño con cara de verano, llegaron al centro de la Capital Federal desde los más diversos barrios y localidades de la provincia de Buenos Aires. En otras ciudades como Rosario, Córdoba o Mendoza por las mismas razones hubo multitudinarias marchas.

Por callecitas y diagonales aledañas a la Plaza de Mayo, al atardecer de este viernes de marzo caluroso y agitado, ciudadanos se retiraban sonrientes y cantando: “Olé, olé. Olé, olá. Como a los nazis les va pasar, a donde vayan los iremos a buscar”.