Santos explica cómo va la implementación

A punto de cumplirse un año de la firma del Acuerdo de Paz y en medio de descontentos por incumplimientos de Gobierno en reincorporación y sustitución voluntaria de coca, el Presidente Santos explica en qué va la implementación.

Por: 
Juan Manuel Santos

Alcanzar un acuerdo de paz con las Farc fue una tarea larga y difícil. Todos fuimos testigos de ese proceso. 

Este año, con el acuerdo firmado, ratificado por el Congreso, y avalado por la Corte Constitucional, hemos iniciado un proceso aún más complejo, más difícil y más largo: La construcción de paz. 

Pero la paz no se da de un día para otro, la paz se construye y necesita del esfuerzo de todos los colombianos. 

El país está viviendo un momento que no tiene punto de comparación con el pasado. Se están dando muchos cambios en muy corto tiempo. Y los cambios, aun cuando son para avanzar, son desafiantes. Producen inquietudes, interrogantes. Pero sé que juntos, unidos, seguiremos avanzando. 

Aunque no ha sido fácil, ha habido retrasos, demoras, errores, desde el gobierno venimos trabajando con dedicación y empeño, con un plan organizado, para que las oportunidades que trae la paz se hagan realidad.

Los avances son innegables. Menos de un año después de firmado, hemos dado los pasos iniciales indispensables para construir los cimientos de una paz estable y duradera. Hoy quiero mencionar seis pasos esenciales para que Colombia avance más rápido en la construcción de la paz. 

Uno. Es fundamental llegar con salud, educación, carreteras y presencia del estado en general a los territorios más afectados por la violencia. Para eso estamos trabajando con las comunidades, los empresarios, los gobiernos locales de 170 municipios para priorizar las obras e inversiones que más reclama la población. Se han realizado más de 300 reuniones con ese propósito.

Pero no nos hemos quedado de brazos cruzados a la espera de terminar esos planes. Ya hoy hay 112 proyectos de inversión en ejecución en 51 municipios. Son pequeñas obras, pero de gran impacto. La inversión ya supera los 22 mil millones de pesos.  Lo que todas las comunidades y autoridades locales piden son vías que los conecten con el resto del país. Tenemos en ejecución el plan 50 por 51 que mejora 2550 kilómetros de vías en 51 municipios. Ya están suscritos los convenios por más de 43 mil millones de pesos y las obras empezarán muy pronto. 

Con ese mismo enfoque, el miércoles pasado iniciamos el proceso de aprobación y ejecución de los recursos de regalías para las carreteras de la paz. Son casi 700 mil millones de pesos. Hay muchos departamentos como Bolívar, en los que la construcción de vías terciarias arrancará en menos de 2 meses.  Estamos también trabajando con empresarios de todo el país para que inviertan en los territorios y aprovechen los incentivos tributarios que creamos para ello. 

Así, la paz está trayendo oportunidades, servicios y progreso a las regiones.

Dos. La mayor aspiración de cientos de miles de familias campesinas es tener por fin una tierra y un título. Ese es un compromiso, un deber del Estado que con la paz estamos haciendo posible.  En dos años 20.481 baldíos han sido adjudicados a familias campesinas pobres, muchas de ellas víctimas del conflicto armado interno. La meta a 2017 son 32.000, y al 2018 es de 55.200 baldíos adjudicados.

Tres. Los derechos de las víctimas son la columna vertebral del acuerdo de paz. 

Con la Ley de Víctimas más de 6.4 millones de personas han recibido apoyo por parte de la Unidad de Víctimas. Hoy, el Gobierno ha reparado administrativamente a cerca de 700 mil víctimas del conflicto. Este es un esfuerzo monumental.  Con el Programa de Restitución de Tierras hemos restituido 219.800 hectáreas de tierra a más de 31 mil personas e invertido $67 mil millones en proyectos productivos. 800.000 hectáreas adicionales están en manos de los jueces, listas para fallos.

En el Congreso cursa el proyecto de ley estatutaria para poner en marcha la justicia especial de paz, que garantiza los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición. 

Cuatro. Una de las peores amenazas a la tranquilidad de la gente que nos dejó el conflicto son las minas anti persona. Colombia fue el segundo país más minado del mundo, después de Afganistán. Había 673 municipios con presencia de minas. 

Desminar es una tarea, compleja y peligrosa. Pero estamos avanzando a grandes pasos. Ya declaramos libres de minas a 175 municipios. Estamos trabajando en 244 más, en 22 departamentos. Antes del fin de mi gobierno, habremos limpiado el 50% de todo el territorio. La meta es tener un país libre de minas en 2021. 

Cinco. El fin del conflicto es una oportunidad extraordinaria para superar por fin de manera sostenible y definitiva el problema de los cultivos ilícitos. 

Tenemos una estrategia clara para ello. Desde mayo de este año lanzamos un programa de sustitución de cultivos. En tan poco tiempo, tenemos ya acuerdos firmados con más de 35 mil familias y de ellas a casi 20 mil les hemos cumplido con el primer pago para que arranquen las matas de coca. Son más de 12 mil hectáreas que están en proceso de ser sustituidas.  Lo harán con acompañamiento técnico y con apoyo del sector privado. Por ejemplo, con la federación de cacaoteros ya hay 12 viveros con 1 millón doscientas mil plantas para ser sembradas. Estamos trabajando con la Federación de cafeteros para ampliar la producción en esas zonas, en particular en el sur del país. 

La sustitución es un trabajo de largo plazo, pero fundamental para reducir los cultivos ilícitos y garantiza el sustento de las familias.  En paralelo, la fuerza pública está avanzando de manera decidida en la erradicación de los grandes cultivos. Ya son 41 mil hectáreas que hemos erradicado: es el 80% de la meta!

En estas últimas semanas hemos visto como las organizaciones criminales han buscado impedir el avance de nuestra estrategia de sustitución y de erradicación. Eso demuestra dos cosas: El plan está funcionando. Y los campesinos quieren entrar al programa de sustitución.

Seis. Hemos avanzado mucho en la aprobación de reformas constitucionales y legales necesarias para la paz: 5 reformas constitucionales, 38 decretos ley y 4 leyes en el congreso y 45 decretos ordinarios. 

Pero hay proyectos de ley muy importantes que no han sido tramitados en el Congreso. Esos proyectos son esenciales para garantizar los derechos de las víctimas, promover el desarrollo, robustecer nuestra democracia y cumplir con el acuerdo. Invito al Congreso y a todos los partidos a que, independientemente de su posición frente al acuerdo, participen de la discusión y contribuyan a sacar adelante esta agenda de reformas. 

La semana entrante están previstas manifestaciones de movimientos indígenas y campesinos. El gobierno, como ha sido mi actitud permanente, ha estado atendiendo sus solicitudes y se mantiene abierto al diálogo. Hemos avanzado en muchos de los temas. Tenemos la mejor disposición a seguir encontrando soluciones. Muchas de las peticiones de las comunidades están centradas precisamente en el cumplimiento del acuerdo de paz. De ahí la importancia de que el Congreso acelere el paso. 

Reitero mi llamado a continuar el diálogo y a que la protesta social se haga siempre en el marco de la ley y sin vías de hecho que afecten los derechos de los demás colombianos. 

El mundo está viendo con optimismo nuestro camino hacia la paz. Muchos países nos están apoyando. Uno de los más comprometidos es Canadá.  Se trata del tercer mayor aportante en programas de cooperación en general. 

Canadá es el primer aportante al fondo Multidonante de Naciones Unidas para la paz. Son más de 60 millones de dólares aportados por Canadá. De ellos, 10 millones han sido destinados a la labor de desminado.  Además de apoyar la paz, Canadá es uno de los países que más cree en el potencial económico de Colombia. Desde 2010 son más de 4 mil millones de dólares invertidos en nuestro país que han creado más de 3800 empleos. 

El próximo domingo viajaré a Canadá, en una visita de Estado de dos días, precisamente para buscar más cooperación para la paz y más inversión en nuestro país. 

En conclusión, a pesar de los retos y las dificultades, a pesar de los obstáculos, estamos construyendo las bases de un país mejor, en paz. Colombia avanza. 

Contamos con el apoyo del mundo. No podemos perder esta oportunidad. 

Seguiré, por mi parte, trabajando con pasión y sin descanso con esos objetivos en la mira. Invito hoy, nuevamente, a todos los colombianos, de todas las regiones, de todas las corrientes políticas, de todos los sectores a que unamos esfuerzos en estos propósitos. 
_